El principio básico del fraude o scamming es engañar a la víctima estableciendo con ella una relación de confianza y, aprovechándose de la misma, inducir, bajo un pretexto u otro, a transferir voluntariamente dinero, bienes, derechos sobre algo al defraudador.
Esta “voluntariedad” hace que el fraude sea especial entre otros delitos: en primer lugar, la víctima, incluso dándose cuenta de que fue engañada, a menudo no recurre en absoluto a los organismos encargados de hacer cumplir la ley, avergonzada de su credulidad o segura de que no se puede hacer nada de todos modos; en segundo lugar, puede ser bastante difícil probar el ‘corpus delicti’, ya que para ello es necesario comprobar objetivamente el hecho del engaño.
El fraude se basa en el conocimiento de la psicología y los estereotipos del comportamiento humano, y lo utilizan personas que se ponen por encima de la víctima y deliberadamente ignoran las normas morales. La estrategia y las tácticas de fraude suelen estar bien pensadas.
Su fin es lograr el objetivo con un riesgo mínimo para el defraudador. Los métodos específicos de engaño pueden ser muy diversos. A veces, estos son los trucos más simples y primitivos, pero en algunos casos, los estafadores implementan un plan complejo, actúan como un grupo, moviendo secuencialmente a la víctima a lo largo de un camino planificado previamente para engañarla.
Para influir en la víctima, los estafadores utilizan una serie de enfoques estándar, cuya implementación específica puede variar en diferentes situaciones:
1. Restricción de información
El estafador proporciona solo la información que le beneficia y toma medidas para garantizar que la víctima no pueda o no tenga tiempo de obtener datos de otras fuentes. Al mismo tiempo, a menudo se explota un estereotipo como la credulidad: las personas tienden a creer lo que se les dice y, además, lo que está escrito en un libro o en los medios.
2. Cebo o trampa
A la víctima se le ofrece una forma fácil y rápida de conseguir algo necesario, agradable, útil. Esto puede ser ganar la lotería, recibir algún tipo de beneficio, comprar un producto a un precio muy reducido. La oferta se hace de tal manera que la persona tiene la impresión de que obtendrá lo que quiere.
La anticipación, la alegría, la expectativa de algo agradable alteran el equilibrio mental y reducen la criticidad, la capacidad de opinar racionalmente y evaluar objetivamente la situación. Entonces es muy probable que se acepte una oferta.
3. Miedo
Similar al cebo, pero “de signo contrario”; hablamos del miedo infundido a la víctima. Por regla general, esta no es una amenaza real (entonces ya no es un fraude, sino un chantaje o una extorsión), una amenaza falsa (por ejemplo, una declaración de que alguien cercano está en una situación desagradable y hay que hacer algo para ayudarle). A veces, en el transcurso de una estafa, se le ofrece a la víctima realizar algún acto de dudosa legalidad, después de lo cual se le amenaza con problemas con las fuerzas del orden.
4. Egoísmo, falso orgullo
La forma clásica de lograr que una persona no demasiado perspicaz haga algo en su propio detrimento es «enfrentarse a los débiles». Un estafador puede declarar en voz alta: «esta empresa no es para cobardes», «la mayoría de la gente es estúpida y no entiende cómo funciona este esquema de dinero fácil», «quien no se arriesga no bebe champán», «los hombres de verdad juegan a lo grande».
5. Confiar en la comunicación
A la víctima se le habla confidencialmente, se le puede confiar supuestamente «información secreta», «secretos personales», activando el estereotipo «confianza por confianza». Se explota la imagen del criminal, impuesta por el cine y la televisión: por regla general, un hombre, un tipo desagradable con una mirada sospechosa, a menudo con gafas oscuras, sombrío, con una voz baja, que inmediatamente despierta sospechas.
Por el contrario, los estafadores reales tienen un aspecto bastante normal, se visten con pulcritud, a menudo de forma elegante y costosa, hablan con calma, en un tono normal, sonríen al interlocutor, bromean, miran directo y de forma aparentemente honesta. Entre los estafadores hay muchas mujeres, no son infrecuentes las acciones conjuntas de parejas mixtas. En la apariencia y el comportamiento del estafador, todo está encaminado a infundir confianza en sí mismo y quitar sospechas.